No hay dudas de que ha sido el más exitoso dirigente que haya tenido nuestra selección adulta en su historia, y el que ha alcanzado la mayor cantidad de éxitos, y negarlo es tratar de desconocer la realidad, algo que nosotros no hacemos.
Pero en la vida, todo tiene un principio y un fin. Y lo que fue bueno ayer, no necesariamente lo sea en el día de hoy.
Nuestro equipo luce agotado, y nuestro entrenador lo luce también. Y algo hay que hacer para revertir esta situación que a todos nos inquieta.
La labor de un entrenador es “sacar a flote lo mejor de cada jugadora bajo su dirección”, y en eso Marcos Kwiek está fracasando de una manera estrepitosa.
No es posible que jugadoras como Gaila González, posiblemente la mejor jugadora en la superliga de Turquía, y Yonkaira Peña, una de las mejores jugadoras en la pasada campaña de la liga de Brasil, se vean como se ven en el inicio de la Liga de Naciones.
Por qué ellas pueden brillar bajo otros dirigentes, y no asi con nuestro DT?
Algunos dirán: “No es lo mismo liga que competencia”, y hasta cierto punto les doy la razón, pero la diferencia no puede ser tan abismal.
En todos los paises, cuando las selecciones comienzan a estancarse en sus rendimientos, se produce un cambio arriba, y yo creo que para la nuestra ya ha llegado el momento.
Gracias Marcos Kwiek por ser un gran profesional, y por todos los logros que hemos obtenidos bajo tu liderazgo, pero ya es tiempo de un cambio. Y aunque nosotros no podemos producir ese cambio, pues no tenemos poder para hacerlo, sí tenemos el poder para expresar su necesidad por este medio.
Es el momento apropiado para un cambio, que no sólo debe incluir a Marcos, sino a muchas gente más.